martes, abril 29, 2014

Mai







Mai, mira-me as mans,
las trayo buedas,
lasas d’amar...
Son dos alas
d’un biello pardal
que no puede
sisquiera bolar.

Mai, mira-me os güellos,
n’o zielo perdius
n’un fondo silenzio...
Son dos purnas
chitadas d’o fuego
que no alumbran
ni matan o chelo.

Mai, mira-me l’alma
aflamada de sete,
enxuta d’asperanza...
Ye un campo labrau
an no i crexen que allagas
que punchan a bida
dica que la matan.

Mai, mira-me á yo.
¿Me reconoxes, mai?
Fue o tuyo ninón...
Güei só un ombre
que no sé como só.
Mai, ¿me reconoxes?
¡¡MAI, ¿ni sisquiera tú?!!   
Madre, mírame las manos,
las traigo vacías,
faltas de amar...
Son dos alas
de un viejo gorrión
que no puede
ni siquiera volar.

Madre, mírame los ojos,
en el cielo perdidos
en un hondo silencio...
Son dos chispas
arrojadas del fuego
que no alumbran
ni matan el hielo.

Madre, mírame el alma
agostada de sed,
seca de esperanza...
Es un campo labrado
donde sólo crecen aliagas
que pinchan la vida
hasta matarla.

Madre, mírame a mí.
¿Me reconoces madre?
Fui tu niño...
Hoy soy un hombre
que no sé como soy.
Madre, ¿me reconoces?
¡¡MADRE, ¿ni siquiera tú?!!


Ánchel Conte

José Antonio Labordeta y Gabriel Sopeña

Olga y los Ministriles

Ánchel Conte

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